La discusión sobre una subvención inteligente vuelve a tomar fuerza en Bolivia. El economista Armando Colque plantea que el país debe abandonar el subsidio universal a los combustibles y migrar a un modelo segmentado que proteja a los sectores populares, reduzca el gasto fiscal y evite que la subvención siga financiando a propietarios de vehículos de lujo y grandes compañías que no la necesitan.
Según Colque, el país ya cuenta con herramientas para avanzar hacia este cambio. El sistema BSISA, que registra información sobre los vehículos y su consumo, podría ser adaptado o reemplazado por una plataforma más confiable que permita identificar a los verdaderos beneficiarios. “No tiene sentido que la subvención cubra el combustible de Mercedes Benz, autos último modelo o flotas con poder económico”, señala. La idea es simple: quien tiene más, no necesita subvención; quien trabaja para vivir, sí.
La propuesta implica crear una base de datos precisa que clasifique a los usuarios por tipo de vehículo, antigüedad, uso y capacidad económica. Con eso, el Estado podría mantener el beneficio para quienes tienen uno o dos vehículos de uso familiar, para los taxistas, transportistas públicos, sectores productivos pequeños y medianos, y todos aquellos cuyo ingreso depende del combustible. El ahorro fiscal sería inmediato y el impacto social, mínimo.
Además, la segmentación permitiría cerrar fugas históricas: desvío de combustibles, contrabando interno y abastecimiento ilegal. Un sistema digital confiable —interconectado con Impuestos, RUAT, Aduana y Migración— podría cortar de raíz la red de irregularidades que durante años drenó recursos del Estado sin control efectivo.
En un contexto de presión sobre las reservas internacionales y déficit fiscal creciente, la subvención segmentada aparece como una salida técnica, justa y políticamente viable. No se trata de eliminar el apoyo al pueblo, sino de garantizar que la ayuda llegue solamente a quienes realmente la necesitan. Se trata de defender el bolsillo de las familias trabajadoras, no de sostener el lujo.
Redacción central La Paz
