Juan José Galvarro Requena, Jaime Humberto Machicao Roca y Roberto Jáuregui Mendoza asumieron hoy la conducción de BoA, NAABOL y la DGAC, respectivamente, en un acto donde el ministro de Obras Públicas, Mauricio Zamora, lanzó un mensaje contundente: cero corrupción y máxima transparencia en la gestión de la aviación boliviana.
La auditoría integral instruida a BoA marca el inicio del sinceramiento que por años se evitó. Las señales apuntan a un problema más profundo que una simple revisión administrativa: estados financieros poco confiables, deudas tributarias ocultas y controles internos que nunca hicieron su trabajo. Lo que ocurre en la aerolínea estatal no es un hecho aislado, sino el reflejo de un modelo empresarial público que hace tiempo dejó de transparentar su verdadera salud.
La estatal Boliviana de Aviación (BoA) acaba de dar un paso clave en su estrategia de internacionalización con la apertura de su ruta hacia Washington D.C., en medio de celebraciones por el Bicentenario de Bolivia. Sin embargo, el entusiasmo por la expansión contrasta con las crecientes quejas de usuarios del servicio nacional, quienes enfrentan alzas de tarifas, demoras frecuentes y falta de atención en rutas internas.
El Ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, ha solicitado la colaboración de la UNODC para mejorar los controles y detectar áreas vulnerables en los aeropuertos. Esta iniciativa busca prevenir el embarque de drogas y fortalecer la seguridad en el transporte aéreo.
