El proyecto del centro de confinamiento estatal El Tinto fue inaugurado en 2016 con la promesa de impulsar la producción ganadera y garantizar el abastecimiento de carne en Bolivia. Sin embargo, a casi una década de su creación, la infraestructura está deteriorada y sin operación, según evidenciaron representantes de la CAO y la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz) en una reciente inspección.
Corrales vacíos, alambrados caídos y maleza cubriendo el terreno fueron algunas de las imágenes que encontraron los ganaderos durante su visita. Klaus Frerking, presidente electo de la CAO, criticó duramente la situación y señaló que el Estado debería ser un ejemplo en producción ganadera, pero en cambio, «lo único que crece en El Tinto es hierba y víboras».
Walter Ruiz, presidente de Fegasacruz, lamentó la falta de gestión del Gobierno y cuestionó que se afirme conocer el costo real de producción de carne sin haber demostrado una administración eficiente del centro. Además, enfatizó que el abandono de esta inversión millonaria evidencia la desconexión entre las políticas públicas y las necesidades del sector.
Según datos del sector agropecuario, en casi nueve años de funcionamiento, el centro de confinamiento solo ha manejado mil reses, mientras que en Santa Cruz se faenan alrededor de dos mil reses al día. Esta ineficiencia refuerza las críticas sobre la incapacidad estatal de gestionar emprendimientos productivos y reabre el debate sobre el rol del gobierno en el sector agropecuario.
La inspección de la CAO y Fegasacruz a El Tinto no solo pone en evidencia la falta de planificación estatal, sino que también refuerza la necesidad de generar políticas públicas que realmente impulsen la producción y brinden apoyo efectivo a los productores nacionales.
Redacción central y agencias
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