La crisis de combustibles en Bolivia ha generado largas filas, desabastecimiento y un impacto directo en la producción agropecuaria, lo que agrava la inflación y afecta a toda la población. En este contexto, CAINCO ha emitido un pronunciamiento crítico en el que sostiene que la solución no radica en seguir endeudándose para importar diésel y gasolina, sino en encarar reformas estructurales que flexibilicen la normativa vigente.
El sector empresarial plantea la necesidad de revisar la Ley de Hidrocarburos y las regulaciones conexas para permitir la libre importación de combustibles, tanto para consumo propio como para su comercialización masiva. Asimismo, exige incentivos para la inversión privada en el sector energético, con el fin de reducir la dependencia del Estado y garantizar un abastecimiento sostenido en el tiempo.
CAINCO también responsabiliza al Gobierno por la falta de planificación y señala que la crisis es consecuencia directa de la escasez de dólares y de una política de subsidios que, en lugar de fortalecer la producción nacional, ha generado una dependencia insostenible de la importación. En ese sentido, advierte que las «ventanas coyunturales» que se han abierto en anteriores crisis no son una solución real y que se requiere una estrategia de fondo para evitar el colapso del suministro de combustibles en el país.
Este pronunciamiento se da en un contexto donde el propio presidente de YPFB, Armin Dorgathen, ha reconocido públicamente que la estatal no está en condiciones de garantizar el abastecimiento pleno de combustibles, evidenciando la gravedad del problema.
Redaccion central