El reloj avanza implacable hacia el 21 de abril, fecha impuesta por un fallo del Juzgado Agroambiental que ordena detener el ingreso de basura al histórico botadero de K’ara K’ara, y Cochabamba aún no tiene una solución concreta. La ciudad, que genera entre 600 y 800 toneladas de basura al día, vive una creciente tensión social y sanitaria por la acumulación de residuos, la saturación del actual relleno y la falta de un nuevo sitio para el tratamiento o disposición final de desechos.
El botadero de K’ara K’ara, en funcionamiento desde hace casi cuatro décadas, dispone apenas de espacio para 230.000 toneladas más de basura —equivalente a unos 10 meses de uso— según estimaciones municipales. Un reciente bloqueo de 15 días protagonizado por vecinos dejó 13.500 toneladas sin recoger, desbordando las calles de basura y provocando un alza alarmante en enfermedades: el Servicio Departamental de Salud reportó en marzo un incremento del 7% en casos de diarrea y del 55% en hepatitis A, vinculados a la contaminación por lixiviados, roedores e insectos.
Pese al escenario crítico, la Alcaldía, encabezada por Manfred Reyes Villa, asegura que el plazo del 21 de abril no sería definitivo. “Es una medida precautoria. Hemos solicitado una ampliación al Tribunal Agroambiental para garantizar el servicio”, sostuvo el director de Gestión de Residuos, quien destacó que actualmente se opera una celda de emergencia revestida con geomembrana. Este paliativo temporal, sin embargo, no resuelve el problema estructural: no existe un nuevo sitio habilitado ni consensuado para trasladar los residuos.
El municipio confía en el Consorcio Complejo Industrial Verde, adjudicado en marzo por 1.361 millones de bolivianos para ejecutar el cierre técnico de K’ara K’ara e implementar un proceso de industrialización de residuos. Según la Alcaldía, la empresa presentará esta semana la documentación necesaria para obtener la licencia ambiental, un requisito que hasta ahora ha estado pendiente y que ha generado fuertes críticas, incluso desde la Gobernación.
Uno de los mayores cuellos de botella es la falta de un terreno definido para reemplazar a K’ara K’ara. Aunque se ha mencionado la zona de Anzaldo como una opción viable, no se han concretado acuerdos con las comunidades locales, lo que mantiene el proyecto paralizado. “Estamos trabajando en consensos para evitar conflictos, pero lleva tiempo”, declaró Reyes Villa, sin ofrecer fechas concretas. Esta indefinición genera preocupación entre la población, que teme una repetición del caos vivido a inicios de abril.
Con K’ara K’ara funcionando temporalmente gracias a la celda de emergencia, todo indica que el ingreso de basura continuará hasta el 21 de abril. Sin embargo, sin una prórroga judicial o una alternativa operativa, Cochabamba podría enfrentar una nueva emergencia sanitaria. Las autoridades piden paciencia, pero la ciudadanía exige respuestas urgentes y acciones concretas frente a una crisis que amenaza con desbordarse nuevamente.
Redacción central
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