La homologación de licencias permitirá que transportistas bolivianos de carga y pasajeros validen sus permisos en Chile según su categoría, facilitando la operatividad en territorio chileno. Este avance es crucial para Bolivia, un país sin litoral que depende en gran medida de la infraestructura chilena para su comercio exterior.
Por otro lado, el acuerdo migratorio busca ordenar los cruces irregulares en una frontera extensa y difícil de controlar. Con ello, ambos países intentan gestionar de manera más eficiente una problemática que ha generado tensiones en los últimos años, especialmente en el norte chileno.
A pesar de la falta de relaciones diplomáticas plenas desde 1978 y de disputas pendientes, estos acuerdos muestran que Bolivia y Chile pueden encontrar puntos de cooperación en temas concretos. La implementación efectiva será clave, ya que la seguridad vial, la regulación del transporte y la gestión migratoria requieren una coordinación constante.
Si bien estos pasos no resuelven los conflictos históricos, sí demuestran que el pragmatismo puede abrir caminos para una relación más funcional entre ambos países. En un contexto regional donde la integración enfrenta desafíos, Bolivia y Chile optan por construir confianza a partir de soluciones prácticas.
Redaccion central