Vie. Abr 18th, 2025

Luis Arce y el Nobel de Economía: ¿Éxito histórico o ilusión política?

El diputado “arcista” Rolando Cuéllar desató polémica al proponer al presidente boliviano Luis Arce para el Premio Nobel de Economía, argumentando que su modelo económico es un ejemplo mundial. Sin embargo, mientras el oficialismo lo ensalza como un logro histórico, los críticos advierten que la crisis de reservas y la escasez de dólares podrían convertir el supuesto milagro en un espejismo.

El diputado “arcista” Rolando Cuéllar soltó una bomba en el debate político boliviano: “¡Luis Arce merece el Nobel de Economía! Su modelo es una revolución que el mundo entero quiere copiar”, afirmó con la vehemencia que lo caracteriza, anunciando que discutirá con sus colegas la posibilidad de proponer al presidente boliviano para el prestigioso galardón. Según Cuéllar, el “Modelo Económico Social Comunitario Productivo” –la joya diseñada por Arce como ministro y pulida desde la presidencia– es la envidia de las naciones, un faro de estabilidad en un continente de monedas tambaleantes y economías a la deriva.

Y no es para menos, al menos en el relato oficial. Bajo la batuta de Arce, Bolivia vio su PIB dispararse de 9,500 millones de dólares en 2006 a más de 40,000 millones en 2019, mientras la pobreza extrema caía de 38% a 15% en poco más de una década. “Aquí no hay devaluaciones como en Argentina, no hay caos como en Venezuela; el boliviano es sólido como roca gracias a Lucho”, vociferó Cuéllar, ejemplificando la estabilidad cambiaria como prueba irrefutable de genialidad. Para el diputado, este modelo estatalista, con nacionalizaciones y bonos sociales como estandartes, no solo salvó al país, sino que lo puso en el mapa como ejemplo universal.

Pero no todo brilla en el paraíso económico que pinta Cuéllar. Las reservas internacionales, que alguna vez tocaron los 15,000 millones de dólares, hoy languidecen por debajo de los 2,000 millones, y el país sufre escasez de dólares y filas por combustible. “¿Nobel? Esto es más un espejismo que un milagro”, disparó un economista crítico que prefirió el anonimato, señalando que el modelo depende de los vaivenes de las materias primas y no ha sabido adaptarse a la nueva realidad global. Mientras Cuéllar sueña con Oslo, los detractores ven en su propuesta un intento desesperado por maquillar las grietas de una economía que cruje.

En el trasfondo, la política hierve. La pugna entre “arcistas” y “evistas” en el MAS está en su punto álgido, y esta jugada parece un misil dirigido al corazón de Evo Morales, quien acusa a Arce de hundir lo que él construyó. “Lucho es el cerebro; los demás, solo ruido”, remató Cuéllar, elevando a su líder a las alturas mientras pisa el acelerador de la propaganda. Pero el riesgo es claro: si el mundo no compra el cuento del Nobel, o si el debate destapa las flaquezas del modelo, este globo podría pincharse antes de despegar.

¿Genio económico o cortina de humo? Por ahora, Cuéllar sigue gritando que Arce es “el Messi de las finanzas”, pero el jurado –y la realidad– aún no han dado su veredicto.

Redaccion central y Erbol – análisis

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