Vie. Abr 18th, 2025

Mi Teleférico: ¿Modelo de éxito o riesgo financiero encubierto?

Mientras el Gobierno defiende la salud financiera de Mi Teleférico con cifras récord de pasajeros e ingresos, economistas advierten sobre pérdidas contables y falta de transparencia. La sostenibilidad del sistema de transporte por cable más grande del mundo sigue envuelta en dudas que solo una rendición pública de cuentas podría disipar.

La reciente intervención del ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño, puso nuevamente bajo la lupa a Mi Teleférico, uno de los proyectos emblemáticos del Estado boliviano. Montaño aseguró que la empresa es autosostenible, sin depender del Tesoro General del Estado ni del Banco Central, y respaldó su afirmación con datos que impresionan: 600 millones de pasajeros transportados en 11 años y más de Bs 1.734 millones recaudados. Solo en 2024, 80 millones de usuarios utilizaron este medio, consolidándolo como esencial en la movilidad urbana de La Paz y El Alto.

No obstante, las cifras positivas chocan con observaciones técnicas. El economista Fernando Romero alertó sobre un déficit de Bs 199.7 millones en 2024, según información interna. Si bien ese déficit está asociado a la depreciación —una pérdida contable que no refleja necesariamente una crisis de liquidez— sí revela desequilibrios estructurales que podrían volverse críticos en el mediano plazo.

Más allá de los números, lo que agrava la desconfianza es la opacidad. Hasta la fecha, no se han hecho públicos estados financieros completos y auditados de la empresa. Esto impide a expertos y ciudadanos evaluar en detalle su rentabilidad real, costos operativos, cargas laborales, niveles de endeudamiento y proyecciones a futuro.

La dimensión social de Mi Teleférico es indiscutible: garantiza transporte económico, rápido y seguro, especialmente durante crisis como los bloqueos. Pero esa función no debe ser excusa para evitar un debate técnico y riguroso sobre su viabilidad financiera.

Si los balances muestran pérdidas, será necesario replantear su modelo de gestión. Medidas como la optimización de gastos, la diversificación de ingresos mediante servicios complementarios o alianzas público-privadas podrían fortalecer su sostenibilidad. Sin embargo, cualquier decisión debe nacer del conocimiento claro de su situación financiera real.

El tiempo de las narrativas ha pasado. Es hora de que Mi Teleférico rinda cuentas con transparencia. Solo entonces se sabrá si estamos ante un modelo exitoso que merece ser replicado, o si se trata de una promesa social sostenida con riesgos invisibles.

Redaccion central análisis

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