El fármaco utiliza partículas no vivas creadas a base de adenovirus, explicó Alexandr Gintsburg, director del Centro Nacional de Investigación Gamaleya, el organismo detrás de la vacuna.
Las partículas vivas son las que pueden reproducirse. Las partículas usadas carecen de esa función», puntualizó Gintsburg en un programa del canal Rossiya 24.
Así que las partículas del coronavirus en la vacuna no pueden dañar el organismo, subrayó Gintsburg.
Según el científico, las partículas del coronavirus pueden causar molestias, porque cuando se inyecta un antígeno ajeno, el sistema inmunológico funciona de forma más activa. En estos casos, el paciente puede experimentar fiebre.
Durante los ensayos clínicos del fármaco, la temperatura de los voluntarios alcanzó los 37 grados y, a veces, los 38. Pero este problema «se soluciona con una pastilla de paracetamol«, dijo Gintsburg.
Las pruebas de la vacuna comenzaron en la Universidad Séchenov de Moscú el 18 de junio.
Durante el estudio, se confirmó que la vacuna era segura en 38 participantes. Todos ellos desarrollaron inmunidad al COVID-19.
El director del centro llamó la atención sobre el hecho de que la vacuna contra el coronavirus no será adecuada para todos. Según él, cualquier fármaco puede provocar complicaciones, por lo que las personas con enfermedades crónicas deben consultar con un médico.
© FOTO : PIXABAY/ PEXELSPatentan en Rusia un fármaco contra el coronavirus
Por su parte, el vicedirector del сentro Gamaleya, Denís Logunov, apuntó a que es pronto para saber cuánto tiempo dura la inmunidad que el cuerpo desarrolla a raíz de la vacuna. Explicó que la disminución de anticuerpos en la sangre con el tiempo no significa que la inmunidad al COVID-19 desaparezca necesariamente. Pasados dos meses desde el aumento del número de anticuerpos, estos empiezan a caer.
Sin embargo, cuando el virus entra posteriormente en el cuerpo, es identificado por las células inmunológicas, que de nuevo empiezan a producir los mismos anticuerpos.
Al abordar el tema de las pruebas de la vacuna en niños, Gintsburg precisó que el centro planea comenzar la investigación del efecto de la vacuna contra el COVID-19 en niños entre enero y febrero del 2021.
«El instituto nunca ha realizado pruebas en niños (…) Los pediatras conocen estas peculiaridades, y junto con ellos estamos preparando un paquete de documentos que presentaremos al Ministerio de Salud para podérselas hacer, pero solo después de que terminemos todas las pruebas en adultos», explicó Gintsburg a Sputnik.
El ministro de Salud ruso, Mijaíl Murashko, dijo que el Gobierno planea comenzar a vacunar a la población en octubre. Los médicos y los ancianos serán los primeros en recibir el fármaco.