En un esfuerzo por combatir el juego ilegal en Bolivia, la Autoridad de Fiscalización del Juego (AJ) ha intensificado sus operativos en diversas regiones del país. Recientemente, en Santa Cruz, las autoridades incautaron 50 máquinas de azar, una ruleta americana y tres mesas de póker en una casa de juegos clandestina. Sin embargo, los encargados del lugar lograron huir al percatarse de la presencia de las autoridades, lo que resalta las dificultades que enfrentan en la captura de los responsables directos de estos establecimientos ilegales.
A pesar de la ausencia de detenciones específicas en estos operativos, la AJ continúa investigando para identificar y enjuiciar a los responsables. Este tipo de operativos no solo busca la incautación de equipos, sino también desmantelar redes ilegales que afectan la economía del país. La falta de información sobre personas encarceladas por estos delitos subraya la necesidad de una mayor efectividad en la aplicación de la ley y en la persecución penal de los operadores ilegales de juegos de azar.
En Bolivia, solo una empresa cuenta con licencia para operar salas de juego, pero enfrenta competencia desleal de establecimientos clandestinos. La falta de publicidad adecuada, las preferencias personales por el anonimato y la comodidad de las casas ilegales, así como los menores costos en comparación con las salas autorizadas, contribuyen a que muchas personas opten por estos lugares no regulados. Esta situación no solo pone en riesgo a los jugadores, sino que también priva al Estado de recursos importantes generados por los impuestos al juego.
El impacto económico de los juegos de azar ilegales es significativo. El Estado pierde ingresos por impuestos no recaudados y enfrenta altos costos en procesos penales que, en muchos casos, no llegan a una conclusión satisfactoria. Además, las multas impuestas por máquina decomisada a menudo no son pagadas. La AJ y otras autoridades pertinentes deben reforzar sus estrategias y mejorar la cooperación interinstitucional para lograr una mayor eficacia en la lucha contra el juego ilegal, garantizando así una mayor recaudación fiscal y una regulación efectiva del sector de juegos de azar en Bolivia.