El Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) de Bolivia conmemora hoy 106 años de trabajo continuo, una trayectoria que comenzó el 19 de marzo de 1919 y que refleja la transformación de la administración tributaria en el país. Desde sus humildes inicios como Dirección General de Impuestos Internos hasta su consolidación como una entidad clave en la recaudación del erario público, el SIN ha evolucionado adaptándose a las necesidades económicas y sociales de Bolivia.
Un nacimiento en tiempos de cambio
El SIN tuvo su origen en 1919, cuando un decreto supremo del gobierno de José Gutiérrez Guerra creó la Dirección General de Impuestos Internos. Este paso marcó el inicio de un esfuerzo por organizar la recaudación fiscal en un país donde los ingresos dependían en gran medida de la exportación de minerales y la tributación estaba dispersa entre administraciones locales y sistemas poco eficientes. Antes de esta formalización, Bolivia había experimentado con modelos como la Ley de Administración Financiera de 1872, que dividía los ingresos entre nacionales y municipales, y hasta con la delegación de la recaudación a una compañía privada en 1928, un experimento que duró hasta 1934. La creación de esta dirección buscó centralizar y profesionalizar un sistema tributario incipiente, aunque en sus primeros años enfrentó limitaciones por falta de recursos y tecnología.
Avances hacia la modernización
A lo largo del siglo XX, el organismo transitó por varias etapas de desarrollo. En 1951, el Decreto Supremo Nº 2409 transformó la dirección en la Dirección General de la Renta, ampliando sus funciones de control y fiscalización. Sin embargo, el salto cualitativo llegó con la Ley Nº 843 de 1986, que estructuró el sistema tributario moderno con impuestos como el IVA y el IUE, sentando las bases para una recaudación más eficiente. A fines del siglo, el 16 de septiembre de 1997, la Ley Nº 1788 de Organización del Poder Ejecutivo dio paso al Servicio Nacional de Impuestos Internos (SNII), y finalmente, el 22 de diciembre de 2000, la Ley Nº 2166 consolidó al SIN como una entidad autárquica con independencia administrativa, técnica y financiera, aunque bajo la tuición del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
Este marco legal permitió al SIN fortalecerse como un pilar del Estado, asumiendo un rol crucial en la financiación de infraestructura y servicios públicos. La introducción de herramientas tecnológicas marcó otro hito: desde la implementación del Sistema Integrado de Administración Tributaria (SIAT) hasta los servicios digitales actuales, como «Mis Facturas» y la gestión electrónica de formularios.
El SIN en 2025: un presente digital y retos pendientes
Hoy, con 106 años de historia, el SIN se destaca por su apuesta por la digitalización, ofreciendo a los contribuyentes una amplia gama de servicios en línea que reflejan su adaptación a la era moderna. Como uno de los principales recaudadores del país, su labor sostiene el desarrollo nacional, aunque enfrenta desafíos como combatir la informalidad económica y equilibrar la carga tributaria en un contexto global complejo. Su independencia funcional, aunque limitada por su vínculo con el Ministerio de Economía, le permite operar con criterios técnicos, pero siempre alineado a las políticas fiscales del Estado.
Desde aquel 1919, cuando nació como un esfuerzo por ordenar las finanzas públicas, hasta este 2025, el SIN encarna la evolución de Bolivia hacia un sistema tributario más robusto y accesible. Su historia no solo es un reflejo de los cambios institucionales, sino también de la voluntad de construir una administración al servicio del país y sus ciudadanos, con el reto de mejorar sus servicios digitales para reducir al mínimo riesgos de cobro.
Por Manuel Rodríguez, analista económico invitado