Jue. Abr 17th, 2025

Arce y Morales se acusan por la crisis del gas mientras el pueblo paga las consecuencias

La pugna entre Evo Morales y Luis Arce ha escalado a un nuevo nivel con acusaciones cruzadas sobre la crisis del sector hidrocarburífero. Morales afirma que Arce sabía del declive en exploración cuando era ministro de Economía, mientras el gobierno actual sostiene que la crisis es consecuencia del abandono de políticas estratégicas en gestiones anteriores. Mientras ambos bandos intentan adjudicar responsabilidades, el país enfrenta la escasez de reservas y la dependencia creciente de la importación de combustibles, afectando la estabilidad económica y castigando el bolsillo de los bolivianos.

El enfrentamiento entre Evo Morales y Luis Arce, que ha fracturado al oficialismo, ahora se traslada al ámbito de los hidrocarburos, un sector clave para la economía nacional. Morales acusa a Arce de haber estado informado sobre la crisis en YPFB cuando era ministro de Economía, ya que su representante en el directorio, Marcelo Montenegro, habría sido su vínculo con la estatal petrolera. Como prueba, Morales presentó el Decreto 04933, que designó a Montenegro en el directorio de YPFB, asegurando que el actual presidente «no puede lavarse las manos» alegando que su cartera no tenía competencia sobre hidrocarburos.

Desde el gobierno, el Ministerio de Economía y Finanzas rechazó las acusaciones, aclarando que Montenegro formó parte del directorio de YPFB entre 2010 y 2013, bajo la presidencia de Carlos Villegas, cuando se ejecutó un plan estratégico de exploración y producción. Según la versión oficial, la crisis se profundizó tras la muerte de Villegas y el abandono de su planificación.

El gobierno de Arce enfatiza que la política energética es competencia exclusiva del Ministerio de Hidrocarburos y que su administración ha retomado el plan upstream para impulsar la exploración, con resultados visibles: en su gestión se han perforado 17 pozos y descubierto nuevas reservas como Mayaya X1, en contraste con los cuatro pozos ejecutados en la gestión de Morales.

Sin embargo, más allá de la disputa política, la crisis del gas tiene consecuencias directas sobre la economía del país. La reducción de reservas y la caída en la producción han obligado a Bolivia a aumentar la importación de combustibles, encareciendo el costo de vida y poniendo en riesgo la seguridad energética. La incertidumbre en el sector golpea la confianza de inversionistas y afecta los ingresos del Estado, limitando su capacidad de financiar políticas sociales.

Mientras Arce y Morales se enfrascan en una lucha por imponer su relato sobre el origen de la crisis, la realidad para el pueblo boliviano es cada vez más difícil: el país que alguna vez fue autosuficiente en gas, hoy enfrenta un futuro incierto en materia energética.

Redacción central

Portada Captura RRSS

Siguenos y comparte:

About Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Categorías