Vie. Abr 18th, 2025

Entre el ajuste y el espejismo: Argentina y Bolivia frente a la crisis del modelo

Mientras Javier Milei denuncia el «agotamiento del modelo socialista» boliviano, su propia política de liberalización abrupta desata una ola inflacionaria y profundiza la pobreza en Argentina. La comparación entre ambos países no revela vencedores, sino dos caminos distintos hacia la inestabilidad: uno, marcado por el ajuste drástico y el costo social inmediato; el otro, sostenido por subsidios y reservas menguantes. En esta encrucijada regional, la pregunta ya no es quién está mejor hoy, sino quién logrará salir antes del laberinto.

Javier Milei, con su característica vehemencia, señaló que Bolivia “ha encontrado el límite material de su modelo socialista y paulatinamente se está deteriorando”. Desde su óptica liberal, el presidente argentino ve en el país vecino un ejemplo de los males de un sistema estatalista, dependiente de subsidios y recursos naturales en declive. Sin embargo, esta crítica llega en un momento en que su propia política de “dólar único” en Argentina desata una tormenta de precios, invitando a una comparación inevitable: ¿quién está realmente mejor, Argentina o Bolivia?

En abril de 2025, Milei implementó el dólar único, eliminando los controles cambiarios y dejando que el peso flote en una banda de 1,000 a 1,400 por dólar. El resultado inmediato fue una devaluación del 11.36%, con el tipo de cambio oficial saltando a 1,196 pesos. Esta medida, diseñada para unificar el mercado cambiario y atraer inversión, ha disparado los precios de bienes esenciales. En Buenos Aires, un kilo de bife de lomo cuesta ahora unos 7,500 pesos (6.3 USD), mientras que el pollo ronda los 1,800 pesos (1.5 USD). La inflación acumulada de enero a marzo alcanzó el 8.48%, impulsada por costos de producción y distribución dolarizados. Aunque Milei logró reducir la inflación mensual del 25.5% en diciembre de 2023 al 2.2% en enero de 2025, el costo social es innegable: la pobreza trepa al 53%, y el poder adquisitivo se desploma. El gobierno espera que el mercado se estabilice en semanas, pero la incertidumbre reina.

Bolivia, por su parte, enfrenta su propia tormenta. La inflación acumulada de enero a marzo, según el INE, llegó al 5%, un nivel alto para un país que mantuvo tasas bajas durante años gracias a un tipo de cambio fijo (6.96 BOB/USD) y subsidios al combustible. La escasez de dólares y la caída de las exportaciones de gas han encarecido las importaciones, afectando los precios. En La Paz, un kilo de carne vacuna cuesta entre 30 y 50 bolivianos (3.3-5.6 USD al tipo de cambio paralelo), mientras que el pollo está en 15-25 bolivianos (1.7-2.8 USD). Aunque los precios de la carne son similares a los de Argentina en dólares paralelos, el poder adquisitivo boliviano, con un salario mínimo de 360 USD, es más estable que el argentino, donde el salario mínimo (208 USD) apenas cubre necesidades básicas. Sin embargo, Bolivia enfrenta una crisis de reservas (apenas 121 millones USD líquidos) y un mercado paralelo que erosiona la confianza en el boliviano.

Comparando ambos países, Argentina sufre una inflación más alta (8.48% vs. 5%) y una recesión más profunda, con un PBI que se contrajo un 1.3% en 2024. Bolivia crece lentamente (~1-2%), pero su dependencia de commodities y la falta de divisas amenazan su estabilidad. Milei apuesta por un shock liberal que, por ahora, agrava la desigualdad sin resultados claros. Bolivia, en cambio, mantiene un modelo que, aunque agotado, ofrece una relativa contención social, con una pobreza del 36% frente al 53% argentino.

¿Quién está mejor? Ninguno brilla. Argentina vive un experimento audaz que podría estabilizarla a largo plazo, pero hoy su población paga un precio elevado. Bolivia, con una crisis menos aguda, se tambalea por su rigidez cambiaria y falta de reformas. Si Milei critica a Bolivia por su deterioro, debería mirar su propio reflejo: ambos países, a su manera, luchan contra el mismo espejismo de la estabilidad perdida. Por ahora, Bolivia resiste con menos heridas, pero el futuro dependerá de quién logre reinventarse primero.

Redaccion central análisis

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