La posible reactivación del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) ha reavivado el debate sobre el estado del sistema aeronáutico en Bolivia. Manfred Reyes Villa, alcalde de Cochabamba y candidato presidencial, acusa al Gobierno de utilizar a Boliviana de Aviación (BoA) como una “caja chica”, afectando la calidad del servicio, restringiendo rutas y operando con una flota obsoleta. Según el político, la falta de oportunidades y competitividad ha llevado a que muchos pilotos bolivianos busquen empleo en el extranjero, mientras el país enfrenta un déficit de opciones seguras y eficientes para el transporte aéreo.
Ante esta situación, Reyes Villa propone una serie de medidas que incluyen la apertura del mercado aéreo a mayor competencia con un modelo de cielos abiertos, la realización de una auditoría independiente a BoA y la atracción de inversión privada para modernizar el sector. En este marco, plantea la recuperación del LAB como una aerolínea bandera que pueda operar con eficiencia y rentabilidad, contribuyendo al turismo y el comercio. Su discurso apunta a una reestructuración integral del sector, donde el Estado deje de monopolizar el servicio y permita la entrada de nuevos actores que mejoren la oferta para los usuarios.

No obstante, la viabilidad de esta propuesta enfrenta desafíos significativos. El LAB, que dejó de operar hace más de una década en medio de una crisis financiera y conflictos laborales, requeriría una inversión millonaria para su relanzamiento, además de la resolución de problemas legales pendientes. A ello se suma el escepticismo sobre si una aerolínea privada podría competir en igualdad de condiciones con BoA, que sigue siendo subsidiada por el Estado. La discusión sobre el futuro del sistema aéreo en Bolivia no solo implica decisiones económicas, sino también un debate político sobre el rol del Estado en el sector y la posibilidad de generar un mercado más competitivo y eficiente.