Vie. Abr 18th, 2025

Juan José Zúñiga rompe el silencio desde la cárcel: “Lo hice por la patria”

A ocho meses de la asonada militar del 26 de junio de 2024, el exgeneral Juan José Zúñiga Macías habló en exclusiva con ERBOL desde la cárcel de El Abra, donde cumple detención preventiva acusado de terrorismo y alzamiento armado. Zúñiga, sindicado de liderar un presunto intento de golpe de Estado al irrumpir en la plaza Murillo con tanquetas y policías militares, sostiene que su actuar fue “por la patria” y asegura que aún mantiene la esperanza de recuperar su libertad.

Zúñiga, quien continúa considerándose un militar y patriota defensor de los recursos naturales, evitó profundizar sobre los hechos del 26 de junio, argumentando respeto por las investigaciones en curso. “Yo sé lo que ha pasado, se va a saber la verdad en su momento”, afirmó. Durante la entrevista, el excomandante del Ejército boliviano reveló que ha estado escribiendo sus memorias en prisión, con la intención de publicarlas bajo títulos tentativos como “Mi Lucha” o “Las Razones de mi Lucha”. Esta narrativa sugiere que busca presentar su propia versión sobre el suceso que marcó un punto de inflexión en la política boliviana.

Desde su celda en el Bloque C del penal de alta seguridad, Zúñiga reflexiona sobre su estadía en la cárcel, a la que califica como una “escuela de la vida”. Rodeado de reclusos que lo saludan con respeto militar, el exgeneral asegura que, pese a las difíciles condiciones, su convicción patriótica se mantiene intacta. También expresó su preocupación por el destino de los recursos naturales del país, comparando a Bolivia con África: “Ricos, pero pobres. La riqueza nos condena a la crisis social”. Zúñiga, quien ha leído en prisión obras sobre historia y geopolítica boliviana, insiste en que su defensa del litio y otros recursos incomodó a ciertos sectores de poder, lo que, a su juicio, lo llevó a ser “estigmatizado y ridiculizado”.

Finalmente, el exgeneral confiesa que su mayor anhelo al recuperar la libertad es reencontrarse con su familia. Mientras tanto, continúa compartiendo alimentos y conversaciones con otros internos, quienes lo tratan con deferencia, casi como si siguiera siendo su comandante. “El militar muere como militar”, sentencia Zúñiga, dejando entrever que, para él, su historia aún no ha terminado.

Portada escueta firmada y entregada a Erbol

Redacción central y Erbol

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