El escándalo por el despacho de 14 cisternas con biodiésel puro desde la planta de Senkata ha desatado una tormenta que trasciende las fronteras de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Aunque ocho de sus funcionarios, incluidos dos gerentes, ya fueron aprehendidos por permitir la salida de un combustible que puede dañar gravemente los motores de los vehículos, el foco de la investigación apunta ahora hacia la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). Como ente regulador, la ANH tiene la responsabilidad de garantizar que el combustible cumpla con los estándares de calidad y seguridad antes de llegar al consumidor final, lo que incluye la verificación de las mezclas de biodiésel y diésel. Su aparente omisión en este proceso sugiere fallas críticas en los mecanismos de control externo.
La normativa boliviana establece que el biodiésel debe mezclarse con diésel en proporciones específicas —aproximadamente 4,7% de biodiésel y 95,2% de diésel— para asegurar su compatibilidad con los motores. Sin embargo, en este caso, la mezcla fue inexistente, lo que plantea serias dudas sobre la efectividad de los protocolos de fiscalización de la ANH. ¿Cómo es posible que 14 cisternas hayan salido de una planta estratégica como Senkata sin que se detectara esta irregularidad? La falta de auditorías técnicas en el proceso de despacho, sumada a posibles deficiencias en la cadena de monitoreo, abre el debate sobre la capacidad real del Estado para controlar un sector tan sensible como el de los hidrocarburos.
La Fiscalía ha ampliado la investigación para determinar si hubo negligencia o incluso complicidad por parte de funcionarios de la ANH. El caso podría revelar una red de omisiones que va más allá de errores administrativos, afectando la credibilidad de la entidad reguladora y, por ende, la confianza en el sistema de supervisión de combustibles en Bolivia. Mientras tanto, crece la preocupación entre los transportistas y consumidores, ya que se han reportado fallos en los motores de vehículos que podrían haber utilizado el biodiésel puro despachado irregularmente. Lo que comenzó como un problema técnico amenaza ahora con convertirse en un escándalo institucional de gran magnitud.
Portada Abi
Redacción central