El 14 de febrero marca dos momentos trascendentales en la historia de Bolivia, reflejando tanto la victoria como la adversidad en su lucha por la soberanía. En 1825, Santa Cruz de la Sierra proclamó su independencia de la Corona Española bajo el liderazgo de José Manuel «Colorao» Mercado, consolidando su papel en la creación de Bolivia. Casi 54 años después, en 1879, este mismo día sería testigo de un hecho trágico: la invasión chilena a Antofagasta, que desencadenó la Guerra del Pacífico y dejó a Bolivia sin acceso soberano al mar.
La independencia de Santa Cruz representó un paso clave en la formación de Bolivia como nación. Este acto de valentía fue parte de un proceso más amplio en el que distintas regiones se unieron para consolidar la República. Santa Cruz, con su pujanza y espíritu autonomista, no solo se integró al país, sino que con el tiempo se convirtió en un motor económico esencial. Su libertad no solo significó el fin del dominio español, sino el inicio de una etapa de construcción y desarrollo para toda la región oriental.
Por otro lado, la invasión chilena de 1879 marcó el inicio de un conflicto que cambiaría el destino de Bolivia. El interés por los recursos naturales, especialmente el salitre, llevó a Chile a ocupar Antofagasta, un puerto clave para la economía boliviana. La guerra culminó con la pérdida definitiva del litoral, dejando al país sin salida soberana al océano. Esta situación no solo afectó el comercio y el desarrollo económico de Bolivia, sino que también generó una herida histórica que sigue influyendo en su política y relaciones internacionales hasta el presente.
Ambos acontecimientos, aunque opuestos en su naturaleza, son símbolos de la lucha boliviana por la autodeterminación. Mientras la independencia de Santa Cruz representa la capacidad de los pueblos para forjar su propio destino, la Guerra del Pacífico recuerda los desafíos geopolíticos que han moldeado al país. El 14 de febrero no es solo una fecha en el calendario, sino un recordatorio de la resiliencia boliviana y la necesidad de aprender del pasado para construir un futuro más sólido y próspero.
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