En el marco del 244 aniversario de la Gesta Libertaria de Oruro, el presidente Luis Arce defendió la gestión de su gobierno asegurando que trabaja “pese a quien le pese” para resolver los problemas del país de manera estructural. Destacó avances en la industrialización con sustitución de importaciones, proyectos productivos y el fortalecimiento de la economía nacional. Según Arce, estas iniciativas buscan diversificar la producción, generar empleo y mejorar la calidad de vida de los bolivianos, pese a los obstáculos que —afirma— provienen de sectores opositores que bloquean el acceso a financiamiento externo.
Sin embargo, el discurso del mandatario contrasta con la realidad que enfrentan los ciudadanos en las calles. Transportistas denuncian la falta de combustible y protestan por la calidad del mismo, mientras que las amas de casa lidian con el incremento diario de los precios de la canasta familiar. La incertidumbre económica se agrava por la escasez de dólares, lo que genera dificultades en el comercio y en el abastecimiento de productos esenciales. Estas situaciones reflejan una crisis que golpea directamente a la población, más allá de los anuncios oficiales sobre crecimiento e industrialización.
Arce responsabilizó a la oposición en la Asamblea Legislativa Plurinacional por obstaculizar créditos internacionales que podrían aliviar la falta de divisas y dinamizar la economía. Acusó a algunos legisladores de actuar en campaña electoral, “pidiendo el voto con una mano y estrangulando la economía con la otra”. No obstante, las críticas hacia el gobierno crecen, ya que para muchos bolivianos la falta de respuestas concretas y efectivas agrava la percepción de un país que enfrenta una crisis económica profunda, mientras el gobierno mantiene un discurso de estabilidad que no se refleja en la vida cotidiana.
Redacción central y agencias